La noche del 14 de septiembre, un ataque con drones provocó incendios en dos refinerías de la compañía petrolera estatal de Arabia Saudí, Aramco. Los incendios dañaron la refinería de petróleo Abqaiq, así como una instalación de procesamiento cerca del campo de Khurais, ubicado a 160 kilómetros al este de Riad.

En el comunicado oficial se indicó que las explosiones han detenido la producción de crudo en unos 5,7 millones de barriles “o alrededor del 50% de la producción de Aramco, pero se compensará la disminución a través de inventarios”. Estas explosiones también detuvieron la producción de gas en 2.000 millones de pies cúbicos por día, lo que reducirá el suministro de gas etano y gas natural en hasta aproximadamente un 50%.

Debido a estos acontecimientos se ha desatado una crisis de la que aún no se puede saber con exactitud cuál va a ser su alcance o el daño que podría hacer a la economía mundial. Lo que es seguro es que el ataque a las dos instalaciones de producción de petróleo de Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, tiene consecuencias potenciales y forma parte de un escenario del que se ha hablado durante décadas: la evidencia de que la producción de petróleo está «expuesta a riesgos geopolíticos» y a la concentración geográfica, según el informe anual «Energía y Geoestrategia 2019» del IEEE.

Arabia Saudí posee el 18% de las reservas probadas de crudo en el mundo (unos 266.269 Mbds) y es el mayor exportador o abastecedor del mercado mundial. En 2017 produjo en media 9,96 Mbds y exportó el 70%. Además, la ratio reservas/producción, que es de 8 a 10 años para las empresas petrolíferas en general, es de unos treinta años para el reino saudí.

Algunos expertos del sector señalan que el beneficiario más inesperado de este ataque podría ser Arabia Saudí.

Tras el anuncio de Saudi Aramco, los precios del petróleo se dispararon en las bolsas de todo el mundo el 16 de septiembre. El precio del Brent subió casi un 20% (hasta casi 72 dólares por barril). Esto supone un aumento récord de los precios a lo largo de toda la historia de las observaciones, afirman los expertos.

La empresa Aramco es considerada por las agencias crediticias Moody’s y Fitch como la empresa con más ganancias del mundo, con un beneficio neto que estimaron en 111.100 millones de dólares en 2018.